sábado, 23 de mayo de 2015

Las postrimerías de Valdes Leal

Las postrimerías de Valdes Leal, así es como se conoce a las dos pinturas más conocidas del pintor sevillano Juan Valdes Leal (1622-1690), que se encuentran en la Iglesia de San Jorge de la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla.

Consisten en dos lienzos rematados en arco de medio punto que componen un programa iconográfico sobre la “Vanitas” (vanidad humana). Se titulan In Ictu Oculi y Finis Gloriae Mundi y fueron pintados en 1672.

El tema supone incitar a una trascedental meditación sobre los momentos finales del hombre: muerte y juicio, que determinará la obtención de la gloria o el infierno. Siempre eligiendo el susodicho hacia donde va y así, que obtendrá en su juicio final.

En el muro izquierdo del sotocoro se sitúa In Ictu Oculi. La inscripción significa en un abrir y cerrar de ojos, y alude a la evidencia de que la muerte llega de forma súbita e instantánea. La escena está dominada por la figura de un esqueleto que lleva un ataúd y una guadaña, al tiempo que se dirige a apagar la luz de la vela, símbolo de la vida que se apaga.

En el muro derecho del Sotocoro se encuentra la segunda pintura, Finis Gloriae Mundi, que alude al fin de las glorias terrenales. El título aparece en una filacteria de la parte inferior, al lado del ataúd del obispo. Esta escena se enmarca en el espacio de una cripta funeraria. Un obispo y un caballero de la orden de Calatrava ambos ataviados con sus suntuosas ropas y símbolos de poder.

En el centro del cuadro una alusión al juicio final. La mano de Dios sostiene una balanza en cuyo plato izquierdo están los símbolos de los pecados capitales mientras en el derecho vemos elementos relacionados con la virtud, la oración y la penitencia. Las inscripciones “ni mas” , “ni menos” de los platos izquierdo y derecho respectivamente refuerzan la idea de lo sencillo que es decantarse por una u otra opción.

Ambas obras se inscriben compositivamente en un triángulo con numerosas diagonales que dotan de mayor ritmo al conjunto.

La iluminación de las obras es muy teatral incidiendo en los cadáveres del primer plano, mientras deja en penumbra el fondo y una luz irreal ilumina la balanza que sostiene la mano de Dios, o la vela con la inscripción In Ictu Oculi que intenta apagar el esqueleto.

Se consideran las obras maestras de Valdés Leal, y uno de los programas iconográficos más completos, mejor diseñados y de mayor dramatismo sobre la muerte que podemos encontrar en toda la Historia del Arte.

domingo, 17 de mayo de 2015

Cernuda estaba equivocado [Carta de Luis Cernuda]

"Ha sido mi primera satisfacción entera como escritor. No es sólo cuestión de vanidad, sino de verme comprendido al fín enteramente. Tuve la suerte de trabajar en soledad total, y por eso, en libertad total. Sin tener que considerar nada, ni a nadie. El resultado de ese trabajo me lo presenta en número y me lo devuelve hermoseado. No vi al escribir durante esos cuarenta años que un día tendría que dar cuenta de mí y de mi trabajo a otros. Lo guardaré con los ejemplares que llevo siempre conmigo de mis libros como el mejor testimonio de mi trabajo y de mi vida."

Así dejo escrito el poeta Luis Cernuda su agradecimiento que nunca imaginó tener que plasmar.
A muy su pesar orgulloso, Cernuda vivía en constante batalla moral e incluso sentimental con los de su época por el rechazo literario sufrido en presente, pero muy reconocido en su futuro...

Tal es así, que mereció el famoso "A mis paisanos" donde deja su personal testamento con el mundo. No podemos olvidar pues, su "Desolación de la Quimera" donde agradece a quién debía y atiza a quienes tenía deudas morales pendientes con el poeta.

Pero como decía, Cernuda estaba equivocado y la posteridad se apiadaría de él y engrandecerían sus poemas. Esos cuarenta años de escritura real y moral del poeta serían reconocidos por los más grandes cuando él ya no estuvo. Si en algo estuvo directo y acertado es cuando habla sobre el orgullo de esta ciudad y el de sus paisanos. La ciudad donde nada es como parece, la ciudad que es mejor soñar que vivir.